El museo Nacional Thyssen-Bornemisza presenta Marina Núñez. Vanitas, una exposición en la que la artista multimedia Marina Núñez (Palencia, 1966) recupera y reinterpreta el tradicional bodegón, vanitas o naturaleza muerta, género considerado menor y relegado en el pasado a las pintoras, para abordar nuestra actual relación con la naturaleza desde un punto de vista post-humano, ecologista y feminista.
Marina Núñez. Vanitas es la cuarta edición del programa “Kora”, comisariado por Rocío de la Villa, que cada año trae a las salas del museo una exposición concebida desde la perspectiva de género. La muestra reúne un total de quince obras, incluyendo pinturas al óleo, vídeos y piezas de cristal tallado con láser, algunas creadas especialmente para la muestra. Diez de ellas se presentan en la sala mirador, con acceso directo desde el hall del museo, y cinco en diálogo con algunas pinturas del Renacimiento en las salas de la colección permanente.
En la tradición artística, los hombres eran identificados con racionalidad o progreso y pintaban cuadros heroicos, mientras que a las mujeres se les vinculaba con lo natural y lo primitivo y realizaban pinturas de flores. Consciente de esta infravaloración, Marina Núñez se aleja de esa concepción del bodegón como meramente ornamental y remite con su obra a la condición orgánica del ser humano y a su fragilidad, a la conexión entre el cuerpo y la naturaleza, encarnada en diversas variedades de flores, y a las transformaciones, tensiones y procesos que se derivan.
Tres pinturas al óleo, realizadas durante el periodo de confinamiento por la COVID19, reflejan la fusión de rostros humanos con rosas, iris o lirios, que actúan a modo de velo y de elemento transformador. Este motivo, muy presente en la carrera de Marina Núñez, fomentó el paso de la pintura al vídeo para transmitir de forma más expresiva esa metamorfosis. Prueba de ello son los vídeos de la serie Naturaleza (isla, manglar y montaña), que aluden a nuestro pasado colonial y a las explotaciones naturales y culturales de la civilización occidental, y Vanitas, que da título al proyecto y donde asistimos a un combate en el que dos bustos pétreos enfrentados terminan disolviéndose y transformándose en flores que surgen triunfantes entre la materia.
Esa misma idea de unión se refleja en la serie Marejada, tres dibujos a lápiz e impresión sobre madera en los que el cuerpo femenino se mezcla con formas vegetales, dando lugar a extraños y siniestros híbridos que flotan de manera sensual.
En las salas 5, 6 y 10 de la colección permanente, junto a obras como Florero de Hans Memling (reverso de Retrato de un hombre joven orante), la Anunciación de Jan de Beer y Retrato de una joven de París Bordone, se presentan tres vídeos de la serie Flores heroicas, en los que lirios, rosas e iris estallan en una combustión espontánea y renacen vencedoras en su combate contra las desigualdades.
Otra de sus series, Retratos, está formada por piezas grabadas con láser en cristal que representan manos ramificadas, prácticamente convertidas en árboles, una unión que asemeja el amor por la naturaleza al deseo de los desposados representado en obras de la colección con las que dialogan, como Autorretrato de Joos van Cleve o Retrato de una mujer de autor anónimo alemán.