Los relojes se retrasarán una hora la madrugada del sábado 25 al domingo 26 de octubre, lo que permitirá dormir 60 minutos adicionales. El cambio horario puede alterar el sueño, el apetito y el estado de ánimo, especialmente en niños y personas mayores. Los especialistas en patología del sueño recomiendan ajustar las rutinas de forma gradual durante los días previos para facilitar la adaptación del organismo al nuevo horario.
El cambio de hora afecta al equilibrio hormonal del cuerpo, que regula el ciclo de sueño mediante el cortisol y la melatonina. El organismo necesita varios días para reajustar sus ritmos naturales cuando se modifica el horario de forma súbita. La adaptación gradual mediante cambios de cinco a diez minutos diarios en los horarios de sueño reduce los desajustes provocados por el cambio horario.
La Comisión Europea ha planteado en varias ocasiones la posibilidad de eliminar el cambio horario para unificar los horarios en el continente. El debate sobre la pertinencia de esta medida se renueva cada año coincidiendo con los ajustes estacionales de primavera y otoño.
Los horarios de luz solar en España experimentan variaciones significativas entre estaciones. En invierno, el amanecer se produce después de las ocho de la mañana en algunos puntos del territorio y el anochecer tiene lugar antes de las seis de la tarde. En verano, la luz solar se mantiene hasta entrada la noche. Estas diferencias modifican la exposición natural a la luz y afectan a la producción de melatonina, con consecuencias sobre la calidad del sueño y el estado de alerta diurno.
El cambio horario de octubre marca el inicio del horario de invierno en España, que se mantendrá hasta el último fin de semana de marzo de 2026, cuando los relojes se adelantarán una hora para recuperar el horario de verano.