Un equipo internacional dirigido por el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) ha comprobado que la diversidad de especies y su abundancia en el río Amazonas está determinada por la calidad de las áreas inundables y la distancia a la que se encuentran las masas forestales, así como por la cantidad de oxígeno disuelto en el agua.
En el artículo, publicado en la revista Hydrobiologia, instan a trabajar por la conservación de las zonas inundables.
Los bosques riparios, que crecen a lo largo de los ríos, son fundamentales para la alimentación y la reproducción de los peces, ya que les proporcionan protección y alimento. “En la Amazonía son bosques que se inundan periódicamente formando un hábitat específico llamado várzeas. En este trabajo nuestro objetivo era determinar qué factores determinan la diversidad y la abundancia de los peces presentes en las masas de agua de las selvas amazónicas”, explica Javier Lobón-Cervia, investigador del MNCN.
Para este estudio muestrearon las poblaciones de peces de 35 lagos de inundación a lo largo de 2.000 km del Amazonas durante la época en la que el nivel del agua es más alto. Los datos demuestran que tanto la riqueza de especies como su abundancia aumentan en las zonas de bosque inundado y el río Amazonas está más cerca. Los resultados se reflejan de la misma manera en la riqueza y abundancia de especies capturadas por las pesquerías regionales.
En las últimas décadas, los bosques inundados se han visto seriamente amenazados por la explotación forestal, la agricultura y otras actividades humanas tales como los grandes proyectos hidroeléctricos o la creación de embalses. “Se han deforestado bosques que suponen uno de los hábitats más importantes para la supervivencia de cientos de especies, entre ellas, las especies migrantes, que colonizan estas zonas inundadas”, contextualiza Lobón Cervia.
La conservación de los bosques inundables es fundamental para el mantenimiento de estas poblaciones y urge detener la deforestación de las zonas de inundación porque su consecuencia será la reducción severa de la riqueza y abundancia de los peces. “Además del perjuicio que supone para la biodiversidad, hay que recordar que la pesca es el sustento fundamental de las poblaciones humanas que se asientan en la región, para las que los peces son el principal aporte proteico a su dieta”, concluye el investigador del MNCN.