Alquilar un piso compartido en Madrid es hasta un 63% más económico que en otras capitales europeas, según una comparativa realizada por LIVE4LIFE, plataforma especializada en el arrendamiento de viviendas a estudiantes.
De las tres capitales analizadas, Londres es, sin duda, la más cara. Un piso de tres dormitorios para compartir cuesta de media 4.300 euros al mes, 2,7 veces más que los 1.600 euros de renta de un piso situado en Madrid. Por su parte, los estudiantes que viajan a Dublín destinan de media 3.500 euros al mes a su alojamiento (2,2 veces más que en Madrid) y, en el caso de París, 3.000 euros al mes (1,9 veces más).
En lo que sí coinciden las cuatro capitales es en la dificultad para encontrar inmuebles con una buena relación calidad-precio, ya que la demanda supera ampliamente la oferta.
“La vivienda es una de las principales barreras a las que se enfrentan los estudiantes que viajan al extranjero”, opina Alberto Añaños, CEO de LIVE4LIFE. “Un buen piso situado en una buena zona de la ciudad puede suponer un desembolso importante para las familias, por lo que es recomendable empezar a buscar con tiempo”.
En cuanto a las fianzas solicitadas por los propietarios, en Londres y Madrid se suele requerir un mes de renta. En Dublín dos meses y en París dos meses también, aunque algunos arrendadores pueden solicitar incluso un aval.
LIVE4LIFE ha encontrado anuncios de alquiler fraudulentos en todas las ciudades que ha analizado. “Es muy importante desconfiar de anuncios que ofrecen auténticas gangas y centrarse solo en los que provienen de empresas de confianza y cuentan con un sello de verificación”, explica Alberto Añaños.
Residencias universitarias, otra opción
Para aquellos estudiantes que no puedan permitirse compartir piso o para quienes desean sumergirse completamente en la experiencia universitaria, las residencias son una opción más económica.
En Madrid, el precio medio mensual de una residencia ronda los 500 euros para una habitación básica, frente a los 1.200 euros de Londres, de nuevo la más cara, 1.000 euros de Dublín y 700 euros de París.
“Los estudiantes de este milenio no tienen miedo a la movilidad, han crecido en un mundo globalizado y ven como algo muy normal cambiar de ciudad para estudiar lo que les gusta, por este motivo, cada vez gestionamos más alojamientos universitarios, es un mercado en expansión, en parte por el ahorro que supone para los estudiantes y por la falta de viviendas de calidad para alquilar”, concluye Alberto Añaños.