Desde el año 2008, un equipo de técnicos y voluntarios del Parque Nacional de Sierra Nevada y la Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía e investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), estudia la tendencia de las poblaciones de mariposas como indicador de impactos sobre la biodiversidad en el marco del Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada (Junta de Andalucía/Universidad de Granada).
El estudio parte de la premisa de que conocer los factores que controlan la distribución de la biodiversidad en respuesta al actual escenario de cambio global es una tarea esencial desde el punto de vista de la gestión. Para ello se han empleado como organismos modelo a las mariposas.
En un trabajo reciente se utilizaron tres indicadores para estudiar las comunidades de mariposas: 1) distribución de la riqueza (número de especies), 2) diversidad (medida a través de un índice conocido como índice de Shannon y Weaver) y 3) la densidad (número de individuos/hectárea).
Los análisis han sido desarrollados a través de modelos matemáticos que han tomado como datos de partida los muestreos de mariposas en 20 localidades diferentes entre los años 2012 y 2020. El procedimiento de análisis implica el contraste de estos datos con un conjunto de 54 variables ambientales.
Factores con mayor influencia
Los resultados, publicados en Insect Conservation and Diversity, muestran que son las altitudes medias las que atesoran los valores más elevados para los tres parámetros estudiados; es decir, los lugares situados entre los 1.600 y los 2.000 m.
Profundizando algo más sobre los factores que determinan la distribución de la riqueza, la diversidad y la densidad en las comunidades de mariposas, los investigadores llegaron a la conclusión de que son los factores de tipo topográfico y los asociados a los usos del territorio los que tienen mayor influencia.
“Estos factores son más importantes que los factores climáticos. Los sitios con los valores más elevados se corresponden con zonas de matorral denso, próximas a zonas boscosas, orientadas al oeste y con una tasa elevada de radiación solar. La humedad parece ser también importante, pero con una relación positiva en el caso de la densidad y negativa en el caso de la diversidad y riqueza”, detallan los autores.
Adicionalmente, los resultados han permitido elaborar mapas para todo el espacio protegido que permiten identificar zonas de especial interés para la conservación de las mariposas desde el punto de vista de los tres parámetros estudiados, lo cual tiene importantes repercusiones desde el punto de vista de la gestión y la conservación de este grupo de insectos.
Entre las recomendaciones de gestión, los investigadores destacan el mantenimiento de los usos tradicionales que favorecen niveles elevados de heterogeneidad ambiental.
“Específicamente, la regulación de las cargas ganaderas y el manejo de las masas forestales para favorecer que predominen las especies autóctonas frente a las plantadas, son dos recomendaciones que claramente contribuirían a mejorar el estado de conservación de las mariposas de este emblemático espacio protegido”.
“Sierra Nevada, con una gradiente altitudinal que va desde los 270 a 3.492 m, es un lugar realmente especial por la biodiversidad que atesora. En el caso de las mariposas diurnas, no solo nos referimos las 124 especies citadas en el área protegida, sino que también queremos destacar la presencia de algunas especies endémicas, protegidas y extremadamente singulares”, concluyen los autores.