La morfología de estos organismos no deja lugar a dudas de que se trata de una nueva especie y de un nuevo género para la Ciencia, y así ha sido publicado en la revista ‘Zootaxa’, especializada en el descubrimiento de nuevas especies de animales. Vicente M. Ortuño, profesor de Zoología de la Universidad de Alcalá, es el coordinador del proyecto.
Los ‘milpies’, igual que sus parientes los ‘ciempies’, son miriápodos, animales con un cuerpo largo, compuesto de varios segmentos con patas en cada uno de ellos. Guadarramasoma ramosae es un miriápodo de hábitos detritívoros, es decir, se alimenta de detritos o materia orgánica en descomposición, y muestra rasgos morfológicos que lo diferencian muy bien de sus congéneres de las montañas del norte peninsular. La reducción de sus ojos y una mayor gracilidad de su cuerpo podrían responder a cierto grado de adaptación a la vida subterránea. La singularidad del hallazgo es aún mayor por el lugar en el que se produjo: la Sierra de Guadarrama, uno de los espacios naturales mejor estudiados dada su cercanía a Madrid y, por tanto, a sus centros de investigación. También es especial el contexto ecológico en el que ha sido hallada, el Medio Subterráneo Superficial, un hábitat poco conocido que viene a demostrar que el mundo de lo subterráneo no es privativo de las cuevas y simas, y que existen multitud de espacios subterráneos que albergan vida.
Guadarramasoma ramosae está presente, de forma numerosa, en el subsuelo de diferentes sectores del Parque Nacional (Cuerda Larga hasta alcanzar los Altos de la Morcuera, Montes Carpetanos con especial presencia en el entorno de Peñalara, y también en el cordal de la Mujer Muerta), lo que evidencia de que no se trata de una especie rara. La explicación a su hasta ahora anonimato hay que buscarla en lo inadvertido que ha pasado el Medio Subterráneo Superficial en los estudios que, en estas últimas décadas, se han planteado sobre biodiversidad. A la luz de este tipo de descubrimientos, los investigadores creen necesario ampliar el foco de estudio a estos espacios subterráneos que, sin duda, guardan gran número de especies que forman parte de esa biodiversidad oculta que, silente, espera ser descubierta. De hecho, los investigadores están estudiando aún otras especies halladas también en las oquedades que existen en las profundidades de los canchales, o en los depósitos glaciares de estas montañas.
Guadarramasoma ramosae debe su nombre genérico a la sierra de Guadarrama, ya que sus descubridores han querido homenajear a las montañas que ‘regalaron’ sus secretos a infinidad de investigadores, forjando así buena parte de sus carreras científicas. El nombre específico se ha dedicado a Marian Ramos, investigadora del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid y coordinadora del proyecto de investigación Fauna Ibérica, por su impulso al estudio de la zoodiversidad de nuestro país.
Este descubrimiento se ha realizado en el contexto del proyecto de investigación ‘Estudio de la diversidad y distribución de las especies animales residentes en el Medio Subterráneo Superficial de enclaves de Alta Montaña (P.N. de la Sierra de Guadarrama)’. El proyecto cuenta con la contribución científica de un amplio elenco de investigadores de muy diferentes universidades españolas, y ha sido financiado por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales.